Chakras
Los chakras tienen forma de esferas más o menos regulares a excepción del chakra superior sahasrara, que está aplanado en el eje vertical y se parece a un disco acostado, y el muladhara, que se parece a un domo.
Los chakras no tienen, como afirman algunos autores, una estructura interna similar a la flor del loto; esto es una fantasía. Aunque, los ejercicios, que involucran la creación de imágenes temporales de flores dentro de los chakras e incluso percibir su aroma delicado en ellos, es un entrenamiento muy bueno.
Los chakras tampoco tienen dentro de sí una coloración específica y no se supone que la deban tener. Esto también no es más una fantasía popular. Y los intentos de colorear los chakras de acuerdo con los colores del arco iris constituyen una completa y seria autolesión o lesión de los discípulos, quienes siguieron esas recomendaciones.
Se debe tratar de limpiar los chakras tanto como sea posible de todas las impurezas que son energéticamente más groseras que un color blanco tierno con un ligero tinte dorado-ambarino. Este es el camino hacia el conocimiento del Atman y de Dios. La fijación intencional de otros colores en los chakras los hace operar de un modo más grosero, lo cual paraliza a los estudiantes y les impide alcanzar la Perfección.
Es beneficioso dejar entrar en los chakras limpios la luz solar matutina o la fragancia de las flores.
Además, podemos invitar a nuestro Maestro Divino favorito al chakra anahata (visualizando Su imagen allí), aprender a mirar todo con Sus ojos y pedir Su consejo…
Una vez Dios me dió un método maravilloso para limpiar el anahata y otros chakras —un ejercicio con un tetraedro—. Si este ejercicio se complementa con vibraciones sonoras particulares (mantras), especificas para cada chakra, entonces después de un par de meses de entrenamientos, los chakras se convertirán en unas estructuras resplandecientes de ternura y pureza.
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Existen combinaciones especiales de sonidos (cierto tipo de mantras), cuyo canto contribuye al desarrollo de los chakras, al producir vibraciones resonantes. Estos mantras también nos ayudarán a obtener sensaciones claras de nuestros chakras. Estos mantras son los siguientes:
para sahasrara — AM (a-a-am),
para ajna — VOM (vo-o-om),
para vishuddha — HAM (ha-a-am),
para anahata — YAM (ya-a-am),
para manipura — RAM (ra-a-am),
para svadhisthana — VAM (va-a-am),
para muladhara — LAM (la-a-am).
Cantemos estos mantras prolongada y suavemente, produciendo sonidos de alta frecuencia (podemos tomar como patrón de referencia los tonos agudos de las voces femeninas), pero no con una voz ruidosa, concentrándonos al mismo tiempo en los chakras correspondientes. Cuando movemos la concentración de la conciencia al siguiente chakra, entramos en éstos por detrás, por la espalda o la nuca, como penetrando en una celda o nicho.
Repetimos el ciclo entero de los mantras varias veces, tratando de alcanzar una percepción clara de las vibraciones en todos los chakras.
Este ejercicio debe ser practicado todos los días. Si no hay posibilidad de cantar los mantras en voz alta, se pueden cantar mentalmente, siempre y cuando hayamos aprendido a hacerlo muy bien en voz alta.
Si el canto más sutil y suave de los mantras para los chakras no se ha dominado —no habrá éxito en el trabajo ulterior—. Con frecuencia los varones son quienes tienen esta dificultad, pues la sutileza les es deconocida. Les puede ayudar la siguiente técnica: ponemos en la boca un sorbo de agua y hacemos gárgaras de tal manera que se produzca el sonido «gluglú». Luego bajamos este sorbo cada vez más hasta que el sonido se haga lo más agudo posible. Basándonos exactamente en este patrón, debemos cantar los mantras para los chakras.
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Dominemos otro método para la limpieza y el desarrollo de los chakras. Visualizemos detrás del anahata una figura tridimensional blanca y luminosa, formada por cuatro triángulos equiláteros con lados unidos. Esta figura se llama tetraedro. Insertemos esta figura en cada chakra (un chakra a la vez) por detrás, con uno de los vértices del tetraedro mirando hacia el frente, mientras lo hacemos girar rápidamente hacia la izquierda (si se mira desde atrás) alrededor de un eje horizontal que viene de atrás hacia delante. En el caso de los dos chakras extremos, la rotación del tetraedro se debe realizar alrededor de un eje vertical; en el caso del sahasrara el vértice del tetraedro debe mirar hacia arriba, mientras que en el caso del muladhara —hacia abajo—. La rotación del tetraedro para estos dos chakras debe ser también hacia la izquierda (si se mira desde dentro del cuerpo). Es más fácil hacer este ejercicio si «soplamos» o «insuflamos» el mantra correspondiente en cada chakra junto con el movimiento del tetraedro.
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Trabajar con un tetraedro y con un yidam, así como desarrollar otros chakras —es el nivel de seriedad de los ejercicios que no debe estar abierto a todos los interesados—.
Bajo ninguna circunstancia, aquellos que no cambiaron totalmente y para siempre a la dieta libre de matanza sobre bases éticas o aquellos que no muestren progreso en el perfeccionamiento de la conciencia, deberían hacer este tipo de ejercicios.
De lo contrario, los mismos métodos que pueden producir un efecto de refinación y purificación en el organismo, fijarán y aumentarán su grosería energética. Este es el camino opuesto a la dirección de Dios.
Este tipo de trabajo psicoenergético también es incompatible con el consumo de alcohol —incluso en forma de kvass, kumiss o kéfir fabricado industrialmente—. La razón de esto es que las estructuras finas del organismo, que se están construyendo, en este caso se destruyen y esto resulta en enfermedades peligrosas. Las personas que comienzan este tipo de trabajo deben renunciar al alcohol para siempre.
Estos métodos aumentan la sensibilidad del practicante a la influencia energética de otras personas, así como a la información que pueden imponer los espíritus de niveles más bajos de desarrollo. Por lo tanto, existe el peligro de que las personas que no son intelectual y éticamente maduras no puedan reaccionar adecuadamente a este tipo de influencia, especialmente en situaciones precarias, ya sean reales o imaginarias.
Debido a esto, las personas menores de 20 años no deben realizar este tipo de trabajo. En realidad, sólo unos pocos adultos pueden beneficiarse de ello.
Los entrenamientos psicoenergéticos que resultan en alcanzar altos niveles de refinamiento de la conciencia y —como consecuencia— el sentimiento de su "desnudez" no deben realizarse bajo ninguna circunstancia para las masas de personas. Sólo los seleccionados pueden ser admitidos. El resto de las personas tiene la posibilidad de crecer intelectual y éticamente en las condiciones de un trabajo exotérico sobre la superación personal: acumulando nuevos conocimientos, sirviendo a otras personas, y fortaleciendo la propia fe.
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La condición de los chakras está estrechamente relacionada con la condición de los órganos físicos ubicados en las partes correspondientes del cuerpo. Los chakras desempeñan un papel importante en el suministro de energía a los órganos, mientras que las enfermedades de los órganos afectan negativamente la condición de los chakras.
Por ejemplo, los siguientes chakras son responsables de los siguientes órganos:
— anahata: corazón, pulmones, brazos y glándulas mamarias ;
— manipura: entre otros órganos —estómago y otras estructuras del sistema digestivo—;
— svadhisthana: los órganos de reproducción, la vejiga urinaria, las piernas y otros;
— sahasrara: hemisferios del cerebro anterior;
— ajna: el resto del cerebro, así como los ojos, oídos, nariz, y nasofaringe;
— vishuddha: todo el cuello, la tiroides, ambas mandíbulas, incluidos los dientes, y otros. (La frontera entre las "esferas de influencia" de ajna y vishuddha coincide con el paladar).
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Todos los ejercicios con los chakras descritos anteriormente (así como con los meridianos, que se describirán más adelante) se realizan de manera más eficiente estando de pie.
Pero hay un ejercicio simple con el corazón espiritual que todos pueden hacer sin ninguna condición previa. Imaginen que su cabeza se ha movido hacia el pecho. Sientan la nariz, la frente, los labios. Muevan los labios. Para que la cabeza no suba a su posición habitual, podemos imaginar que nos ponemos un sombrero en la cabeza. Luego sigue lo más importante: tenemos que abrir los ojos y «parpadear» allí... De ahora en adelante, aprender a mirar el mundo exterior desde el pecho. El mundo se verá completamente diferente: no tan duro y hostil, sino sutil, tierno, y sensible a las emociones de amor.
Esto es lo que se llama apertura del corazón espiritual. Como podemos ver, esto es bastante fácil de hacer. ¡Lo único que se requiere aquí es la voluntad de uno!
Más adelante, uno necesita aprender a mirar desde el anahata no sólo hacia adelante sino también hacia atrás.
Uno tiene que realizar los ejercicios con los chakras y todos los entrenamientos meditativos posteriores con los ojos abiertos. (Pueden intentar descubrirlo por ustedes mismos —¿por qué?)
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Habiendo dominado esto, tenemos que hacer lo mismo con todos los otros chakras. (Las «ventanas» del muladhara y sahasrara miran hacia abajo y hacia arriba respectivamente). Pero podemos mirar también hacia adelante y hacia atrás desde estos chakras).
Aprender a mirar hacia atrás es importante no sólo porque contribuye al desarrollo de los chakras, sino también porque al mirar hacia adelante nos acostumbramos a ver el mundo de los objetos materiales, mientras que los eones puros y sutiles con la Conciencia que vive en ellos se encuentran detrás.
